Dedico muchas horas a escribir sobre carreras populares. Pero básicamente
, trato de informar. Ahora, también quiero opinar en este blog runner. Dar una peculiar (la mía) versión de este atractivo y adictivo mundo del running, del que también hay que escaparse, a veces, de su seriedad y rigurosidad. El título de este blog personal ya avanza de qué temas voy a hablar… Será de esas pequeñas cosas importantes que suceden en torno a las carreras populares.
Uno de los elementos más apreciados por los corredores populares es la bolsa del corredor. Es cierto, somos así de ‘especiales’. No podemos cerrar algún cajón del armario de las camisetas ¿técnicas? que vamos recolectando, pero nos enfadamos si vamos (pagando) a una carrera y no nos llevamos nuestro preciado tesoro. Y sabes que esta camiseta no te va a gustar, que ni tan siquiera cabe dentro del cajón de camisetas runner y que tu mujer/marido te mirará raro si te pones para dormir ese naranja deslumbrante con el que algunos cambian las ruedas pinchadas en la autopista. Pero la buscas, la necesitas.
[pullquote]Con la reciente proliferación de carreras, éstas se dividen ahora en dos. Las originales en la bolsa del corredor y las, digamos, escasas. [/pullquote]No hace mucho recogí mi bolsa del corredor tras recorrer los kilómetros del recorrido. Es como ese ilusionante momento en el que <Nota para mayores de 35 años> nos disponíamos a abrir esa ‘bolsa sorpresa’ de 25 pesetas en el kiosko.
«¿Qué me habrá tocado?»… Tras esta carrera, abrí mi bolsa, miré dentro y… empecé a sacar papel. Propaganda por aquí, folleto de carreras por allá,… espera!! Una revista de running… Ahhh, no… es de mayo de 2011. Y al fondo de todo, la esperada camiseta. Envuelta en plástico. Luego entendería que esa especial protección era para evitar las rozaduras que su tejido producía. Le dí la vuelta a mi bolsa del corredor y ya no cayó nada más. Bueno sí, cayó la bolsa y la camiseta al contenedor, y los 200 gramos de papel, al contenedor de papel.
No debe ser tan difícil si tienes algo de imaginación y ganas de dejar satisfecho a tu corredor (cliente) conseguir una bolsa del corredor diferente y atractiva. Lo de las naranjas no está mal, pero también aburre. Las opciones de llevarte a casa una lechuga o un tetra-brick de caldo (yo lo he hecho) son diferentes, pero tampoco me matan. Me gusta ver, lo confieso, algo de chocolate o dulce post-esfuerzo. Y agradecí una pequeña botella de buen aceite de oliva o unas simples ‘hawainas’. Ser diferente. Ofrecer algo diferente.
Y tampoco coincido con esos compañeros del asfalto que piensan que con su inscripción de 10 euros, deberían recoger un iPad, una buena botella de vino y un fin de semana en un hotel con encanto en su bolsa del corredor. En el término medio, como casi siempre, está la virtud, también en la bolsa del corredor. Y en la originalidad, un elevado porcentaje de volver al año siguiente a esa prueba.
Me voy a dormir. Con mi camiseta amarillo fosfi retroiluminada de la Media de… Buen descanso