Dedico muchas horas a escribir sobre carreras populares. Pero básicamente
, trato de informar. Ahora, también quiero opinar en este blog runner. Dar una peculiar (la mía) versión de este atractivo y adictivo mundo del running, del que también hay que escaparse, a veces, de su seriedad y rigurosidad. El título de este blog personal ya avanza de qué temas voy a hablar… Será de esas pequeñas cosas importantes que suceden en torno a las carreras populares.
Valencia ya huele a Media Maratón y a Maratón. Son las carreras más importantes del año y las calles, avenidas de la ciudad y el propio cauce del río Turia es un hervidero de corredores. Muchos preparando su estreno en estas distancias. Otros tratando de mejorar sus marcas. Ellos y ellas entrenando para la cita del año. Hoy, quiero hablar de lo que cuesta recorrer el kilómetro 0 del Maratón. Para mí, el más duro de la prueba. Ninguno de los 42 que hay por delante me parece tan sacrificado. No es el camino hasta llegar a la Meta, es el camino a recorrer para estar en la línea de Salida.
Todo arranca con el cambio de hábitos y costumbres. Un paso duro para ti. Raro para compañeros, amigos y familia. En casa se alegran de que seas corredor o corredora. «A mi marido le gusta correr», dicen ellas. «Mi mujer hace mucho deporte», presumen ellos. Pero lo cierto es que si no compartes tu afición por el running al 100%, los días pasan, los entrenamientos aumentan y la tensión en casa parece ser la de las reuniones de Reagan y Gorbachov. Tienes un plan de entrenamiento. Te has prometido seguirlo a rajatabla. La lavadora se llena de camisetas técnicas y calcetines sin costuras. Y las frases van cambiando según el mesociclo de tu plan… «Pero hoy también te vas a correr», dicen ellas. «Para ya, que no vas a ganar la carrera», espetan ellos ahora. Si al coctel familiar le añades hijos o hijas, prefieres seguir haciendo series que volver a casa…
Entre semana, buscas huecos en tu agenda diaria como puedas. Corres por la mañana, a mediodía, por la tarde o ya de noche. Pero lo difícil llega el fin de semana. Tienes la ‘tirada larga‘ ese sábado o domingo. Son las 7 A.M. Te levantas con cuidado. Te mueves como un ninja en territorio enemigo. Sigiloso. Silencioso. Todo por no hacer ruido para no despertar a la pareja o los hijos. Abres la puerta. Empieza tu libertad. Dos horas de running por delante. Ya veremos lo que espera a la vuelta…
Buscas refugio en el trabajo, pero casi es una continuidad a la presión casera. Llega la hora del almuerzo. Sacas con sigilo una manzana y un yogurth desnatado. Crees que nadie te ha visto, pero te equivocas. Compañeros y compañeras se ríen de tu plan alimenticio. Quizá el hecho de haber destrozado las existencias del ‘lomo con queso’ y ‘tortilla con longanizas’ durante la primera mitad del año tiene mucho que ver. Comes rápido el almuerzo, pensando que te espera un nuevo capítulo de burla cuando saques tu ‘pasta blanca’ y tu arroz con atún… Pero la jornada laboral pasa… y te queda tu entrenamiento.
Tú tienes un plan. Estás dispuesto a seguirlo. Es tu camino hacia el kilómetro 0 del Maratón. Y el mío.
*Alex Heras (@AlexHeras) es periodista deportivo y aficionado al running y a las carreras populares. Un dia acabó la Maratón.