Hace ya mucho tiempo que las mujeres dejaron de ser una rara excepción e
n las carreras. Ahora, cada día son más y más protagonistas. Y por ello, queremos dedicarles un rincón especial en ValenciaRunner. Lo haremos con un nuevo blog personal en el que Rosario Carceller* (@Rosario_CV) nos contará a todos, ellos y ellas, su particular y femenina visión del mundo running. Ella es ‘Una runner con tacones’ y no nos costará seguirle…
El sábado corrí mi cuarta media maratón. La sufrí de lo lindo. Exploté como un sapo en el km 12 aprox. en el que le dije a mi querida Rosa del Toro “tira, yo me quedo”. Crónica de una muerte anunciada desde el km 10, o desde el km 4 cuando desafortunadamente decidimos adelantar al práctico de 2h.
De piernas iba guay pero de cintura para arriba, cabeza incluida, quería morir. Sobre todo de cabeza. Comencé a sentir unas rampas terribles en los brazos. Nunca antes me había pasado y eso que yo soy especialista en liarla en carrera.
Entonces es cuando mi mente en vez de asimilar el dolor, seguir luchando, seguir apretando dientes, se viste de madrastra de peli Disney y activa el modo agua fiestas comenzando a mandar mensajes negativos al resto del cuerpo. Me dolían hasta las pestañas.
Yo, Rosario Carceller que desbordo optimismo por las orejas, me pasé los últimos 9 km de carrera pensando en como narices iba a correr un maratón si no era capaz de aguantar una ‘mierda’ de rampas en los brazos. Lo sé soy una mal hablada. Pero es así. Y siempre me anticipo a un futuro que aún no es.
Mi ‘pepito grillo’, perdón, madrastra mental comenzó a darme la tabarra: “Cómo vas a aguantar corriendo 42 km si a la mínima te vienes a bajo, cómo vas a aguantar un maratón si ni siquiera estas preparada para sufrir una media… seguramente no esté preparada para correr 42km.”
Quizá proponerse este reto, ha sido una decisión precoz. Quizá me haya equivocado. No estoy preparada mentalmente para correr un maratón. Las cosas no están saliendo bien… Y claro, ¿cómo vas a apretar dientes en la segunda mitad de la carrera si estás al borde de la desolación emocional?
Me acosté esa noche con un dolor de cuerpo y de cabeza espantoso de tanto pensar. No pude conciliar el sueño, solo me preguntaba ¿por qué corres? ¿qué necesidad de sufrir en 42km? ¿Por qué lo vas a hacer?
Me dormí y tiré la toalla. No voy a correr la maratón, me dije. No me veo capaz de afrontar tanto sufrimiento.
A la mañana siguiente me levanté como nueva pero seguía con la sensación agridulce de no poder afrontar mis retos. Con la sensación de estar dejando escapar algo.
No había ni un ápice de molestia en mi cuerpo. Como si todo hubiese sido una horrible pesadilla. Como si mis queridas patas no llevasen 21km encima. “Si hoy no hay dolor ayer no hubo sufrimiento… tuviste un ataque de cobardía en toda regla Ros”.
Y es que el otro día leí en un artículo sobre inteligencia emocional que las personas cobardes desbordan imaginación y las valientes carecen de esta virtud. O sea que según este artículo los valientes son unos sosos.
Cuando lo ley no lo entendí. Pensé que esto no iba conmigo. “Desbordo imaginación pero yo soy valiente. Nunca he tenido miedo a nada.”
Ahora con el agua al cuello, con el ataque precoz de cobardía a 6 meses vista, entiendo como mi imaginación se dispara creando excusas que limitan los sueños, tal vez llegando a crear dolores inexistentes (es imposible que las pestañas duelan). Creando situaciones que seguramente ni se produzcan en un futuro. Creando inseguridad y produciendo miedos. Y es que a los miedos les encanta robar sueños.
Entonces me puse mis zapas y salí a correr. Necesitaba no pensar, solo correr.
Correr detrás de mis sueños y volver a creer en mi. Porque yo tengo un sueño y ese sueño se va a cumplir el 16 de noviembre. Ese día yo seré maratoniana.
*Rosario Carceller es corredora del Club d’Atletisme Puçol y apasionada de las cosas que inspiran. Auténtica fan del running. Publicitaria de vocación y de profesión. Donante de ideas en la Agencia Kaplan. Puedes seguirla en Twitter e Instagram @rosario_cv, y en su web Una Runner con Tacones.