Correr un maratón es una experiencia increíble. Y todos los que lo han probado, aseguran que la experiencia se multiplica si lo haces en Nueva York. Así nos lo cuenta José Miguel Lavarías (@JomiLavarias), uno de los muchos corredores, miles de españoles y algunos valencianos que participaron en la última edición de hace unos días.
Muchas de las cosas que hacemos suelen ser del tipo «pensat i fet» y el hecho de haber corrido la maratón de New York podría decirse que fue una de esas cosas. Algo previsto para 2016 en principio, se precipitó y se aceleró para que fuera en 2015. Al acabar la maratón de Madrid en abril, Emi, mi mujer, me dijo: Este año, hagámosla este año. Y «pensat i fet». Pusimos la maquinaria en marcha, y junto a nuestro compañero de kilómetros Tomás Puchalt organizamos el viaje y el pasado miércoles 29 octubre nos plantábamos en New York. Y con la senyera del VCF. Había pensado qué llevar para correr que me identificase como valenciano y español. Emi eligió una bandera a modo de capa y yo pensaba en algo parecido pero con la senyera. Pero no estaba convencido por si a la hora de correr pudiera molestarme. Así que me vino a la mente la camiseta del VCF. Valenciano, español y valencianista. Mejor imposible. Y así fuimos, con una bandera española y dos senyeras.
Turismo un par de días y el viernes, después de 7 kms para estirar las piernas por Central Park, acudíamos a recoger nuestros dorsales a la feria del corredor instalada a tal efecto. Pedazo ferión tenían montado. Enorme. Como enormes eran las colas para pagar la ropa oficial del patrocinador que la gente compraba compulsivamente y a unos precios bastante altos. Recogimos nuestros dorsales y nuestra bolsa, mientras en el ambiente ya se respiraba un aire maratoniano que echaba para atrás.
Y con los nervios lógicos ante una maratón, y más una como esta, llegó el gran día. Madrugón importante, pues a las 6 de la mañana nos pasaban a recoger al hotel para llevarnos a la salida. Una vez llegados allí debíamos esperar hasta las 9.50 que era nuestra hora de salida. Lo primero que nos llamó la atención fueron las medidas de seguridad. Todos los corredores debíamos acceder a lugar de salida a través de arcos de detectores de metales. No podíamos acceder ni con mochilas ni con bolsas de plasticos que no fueran transparentes. Y aún así, individualmente, a algunos nos volvían a pasar otro detector de metales. Una vez dentro, debíamos buscar nuestro color, pues cada corredor llevaba asignado un color y cada color un cajón o corral, como ellos le llaman de salida. Y, además, muy escrupulosos con los horarios. Si tu corral cerraba a una hora, las 9.30 si no recuerdo mal, no te dejaban acceder y te pasaban a otro horario más tardío de salida. Antes de acceder al corral teníamos a nuestra disposición toda la bebida isotónica que queríamos y café con leche.Ya han abierto el corral, ya estamos dentro. Esto va en serio, muy en serio. La hora se acerca. Retiran las cintas y nos vamos acercando hacia la salida. comenzamos a caminar unos doscientos metros, ya con la ropa de abrigo despojada y donada. Parón. Comienza a sonar música por los altavoces. Springsteen y su ‘Born to Run’ es la única que recuerdo. El speaker anuncia que Spike Lee va a dar la salida pero antes una mujer interpreta a capella y en directo el himno americano. Nos llega incluso a emocionar y cuando termina suena un zambombazo. ¡Estamos en marcha! 26.2 millas nos esperan. Las mejores 26.2 millas del mundo.
Comenzamos a cruzar el puente de Verrazano, interminable. Ligera subida nada mas comenzar para acabar bajándolo. Nadie de público a lo largo del puente, ambiente frío. Pero es acabar ese puente, aproximadamente kilómetro 2.5 de carrera para adentrarnos en Brooklyn, y es ahí donde comienza a haber una inmensidad de público. A ambos lados, sin parar de animar y gritar, haciendo un ruido realmente ensordecedor. Y esto no va a parar hasta el kilómetro 42, excepto por el paso de Queensboro Bridge. Realmente alucinante, es lo que más recordaré de esta maratón. Toda New York en la calle, ofreciendo a los corredores fruta, pañuelos, agua, cualquier cosa. Y a cada milla, avituallamientos. A cada milla. Isotónicas y agua. 26 avituallamientos en la maratón. Conforme avanzábamos había algún avituallamiento de fruta y geles, y de esponjas mojadas en agua. Organización ejemplar.
Brooklyn, Queens, Bronx y Manhattan son los barrios que íbamos a recorrer para finalizar en Central Park. En cuanto a la carrera en sí, yo aguanté junto a mi mujer hasta el kilómetro 22-23 más o menos y luego ya no pude seguir su ritmo. Aproximadamente en el 30 comencé a sufrir un poco más de la cuenta y ahí fue cuando decidí sacar el móvil de la riñonera y comenzar a disfrutar de la carrera haciéndome unos cuantos selfies para terminar en un tiempo de 5.18.
Y la senyera… la camiseta del Valencia CF. Como dije, quería hacerme significar como valenciano y valencianista. Lo estuve anunciando por twitter días antes, y bueno, lo normal, la gente en la red social les gustaba el detalle y me animaban a ello. Lo que nunca pude imaginar es que durante la carrera tantísima gente iba a decir el nombre de Valencia o Amunt. Incontables. Recuerdo un señor muy mayor sentado en una silla: «Valencia, best team in the world». «Visca Valencia», decían otros. dos policiís, uno de ellos mayor igual, y otro un pcoo más joven diciéndome «Valensia yo conosco».
Un grupo de valencianistas, con su bandera de la senyera y otra con el escudo del VCF gritándome «grande, grande». Lástima que no llevara en ese momento el móvil y tampoco caí en sacarlo y hacerme una foto con ellos, me arrepiento de no haber parado. Todo esto era continúo, creedme. Y luego en Brooklyn, escucho un !Amunt¡ alto y claro. Me giro, y veo a un chico de origen árabe al cual saludo y me hace una foto. Y le comento a mi mujer: «Joer, era árabe». Me llamó la atención ese detalle. Total, que acabamos la maratón, llegamos al hotel y al conectar mi móvil y entrar en Twitter, veo que las notificaciones las tengo disparadas. ¿Qué pasa aquí? Pues pasaba que @7amanito, que así es el nombre de usuario en la red de Abdulrahman, había colgado esa foto y se armó cierto revuelo.
En definitiva, correr la maratón de New York es una experiencia increíble. Se la recomiendo a todo aquel que le guste el running, que si puede, al menos una vez hay que hacerla. Hacerla y, sobre todo, disfrutarla.