Soy Carmen Peris, una veterinaria valenciana corriendo y trabajando en Madrid. Siempre que puedo me escapo a la terreta para ver a mi gente y correr por Valencia. Soy una de las Guerreras Running Madrid… y mucho más. En este Cuaderno Runner te iré contando cómo son los kilómetros de mi vida:
El jueves ya en el tren de camino a Valencia desde Oviedo presagiaba que el fin de semana iba a tener un protagonista: El running. No sé quien elige las películas en los trenes, pero en su gran mayoría te invitan a dormir. Esta vez acertaron de lleno: ‘Vivir sin parar’. Muy recomendable si os mola correr. Cuenta la historia de Paul Averhoff, un legendario corredor de maratón que lo ganó todo en los años 50 y 60 que está en una residencia con su mujer a sus 70 años. Me quedo con una de las frases que recita el protagonista: “La vida es como una maratón: los primeros pasos son fáciles, piensas que nada puede detenerte. Pero entonces llega el dolor y tus fuerzas disminuyen metro tras metro. Piensas que ya no puedes, pero sigues un poco más, hasta el agotamiento total. Y al final está la victoria. Ciertamente. Sólo la victoria”
Este domingo no corría un maratón, era la mitad de esta distancia, pero creo que esta frase resume bien mi experiencia y creo que la de un alto porcentaje de corredores que como yo, el pasado domingo 18 de octubre corrimos el Medio Maratón de Valencia Trinidad Alfonso 2015.
El domingo amanecía perfecto, sí que es verdad que como suele ser normal en la terreta, la humedad era alta. Nada nuevo. A las 8 de la mañana ya había en el puerto un ambientazo increíble. El puerto estaba teñido de mil colores fosforito: fucsia, verde, amarillo… Olor a mar, réflex y nervios. 12.500 corredores inscritos, en su mayoría valencianos, pero también muchos madrileños, murcianos y de otras comunidades de España querían comprobar por qué el Medio Maratón de Valencia tiene tan buena fama.
Esta vez tenía unos animadores de nivel: Germán, mi entrenador (AGM entrenadores), Emilio, compañero de batalla en la aventura Valencia-Madrid Un latido para Nayra, y mi gran señor padre, Bernardo. Desde Madrid vino mi compañera de Guerreras, Ori, para estrenarse en Media Maratón aquí en la terreta. Ya hizo aquí su primera 15k (la nocturna) y se quedó enamorada de nuestra ciudad del running y su ambientazo.
9 de la mañana: pistoletazo de salida. Esto empieza ya. Primeros pasos de subidón máximo. La avenida del Puerto está hasta los topes, todos aplaudiendo, gritando, animando, grabando con los móviles. Esto genera en cada uno de nosotros un pico de adrenalina que pone la piel de gallina. Acaba la calle y seguimos por la Alameda, se escucha de tambores de batucada. Muchas comisiones falleras se unen al evento, disfrazados y sonrientes, a animar, cantar y apoyar a todos los runners. En las carreras populares no sólo son importantes los que corremos, también lo son y mucho, todos aquellos que un domingo madrugan para darnos aliento, se quedan afónicos gritando y lo dan todo para darnos ese empujoncito que en algún tramo necesitamos.
Poco a poco van pasando los kilómetros, 5, 8, 9… El tramo del centro de Valencia es una auténtica pasada. Subir por la Paz, recorrer la Calle San Vicente y tropezarte con la plaza del Ayuntamiento llena hasta la bandera con Joxe como speaker, chocando las manos a todos, animando…. En fin, sobran las palabras. Seguimos por Calle Colón y aquí, en mi caso justo aquí, me doy cuenta que ya llevamos 16 kilometros. Solo quedan 5 y pico, está chupado. Pues no. El último tramo de la carrera fue para mí duro. Pinchazo total. Es la parte que tienes que hacer el trabajo mental. Terminar la carrera con la cabeza y el corazón. Mastico una gominola para resucitar pero sirve de poco.
Una carrera de estas características creo que es mitad preparación física y la otra mitad mental. Tienes que trabajar la parte motivacional porque en este tramo el cuerpo dice: “Basta, esto como bromita ya está bien” y tú mente llegados a este punto tiene que obrar como un angelito bueno: “Venga, tú puedes. Un empujón más” “Está hecho” “Como vas a dejarlo ahora? con todo lo que te has esforzado”. Luchando contra mi misma llegué a meta. Más muerta que viva, levantado como pude los bracitos y pensando: “Todos, todos, estamos locos, pero bendita locura”. Estuve las 3 horas consecutivas con mi medalla colgada del cuello y cara de felicidad suprema. El año que viene pienso repetir porque carreras como estas alimentan el espíritu runner de todos esos locos que corren. Y ya saben, no es lo mismo correr que correr por Valencia.
Carmen Peris es veterinaria y trabaja en Madrid. Allí entrena y corre con sus Guerreras Running. Puedes seguirla en su cuenta en twitter o a través de Instagram.