Me llamo Inma Gil*. Quiero ser periodista deportiva. Fan en mayúsculas de lo estúpidamente felices que nos hace la red Wifi. Y la sensación de actualizar ansiosamente Instagram. Última hora: soy de la generación 2.0. De hecho, a varios de mis compañeros de Valencia Runner los conocí a través de las redes sociales. Des-virtualizar es fantástico. No concibo mi vida sin deporte. Una manía adaptada a mí como costumbre. Actualmente practico triatlón, pasando ya por tres distancias en aumento. Me divierte y produce momentos únicos.
Los mejores 113 km de mi vida. Los mejores y los primeros. Jamás olvidaré esta distancia, ni vuestras caras, ni el día que me hicisteis pasar. Y mucho menos el dolor del cuerpo. Qué placer más gratificante.
No hay inscripción que cubra la felicidad en mi debut más solidario.
He re-escrito este articulo hasta en 4 ocasiones. Fui a lo fácil, a la crónica de la prueba, al evento deportivo. Narrar en primera persona los 113km. Pero no. La ocasión ahora no lo merece. Este artículo debe empezar con los deportistas que forman mi dorsal. Sin olvidar las personas que hay detrás del IPhone. Siento no recordar todos los nombres. Las caras no se me escapa ni una, de verdad.
Gente increíble: Mis primeros acompañantes eran padre e hijo. Compartían reto y afición, tal cual. De primeras me impactó, de segundas les admiraba. Sento se iba a enfrentar por primera vez al medio IronMan. Lo completó.
Después llegó Jorge, al que tampoco conocía. Éste chico también me sorprendió: “Quiero que sepáis que soy diabético. Pero no os preocupéis porque tengo todo lo que necesito aquí conmigo”. Se quería poner a prueba y conocer mejor su cuerpo. Jorge se enfrentaba por primera vez a esta distancia. Lo consiguió.
A Chantal le quitaron de golpe y porrazo su debut. El mismo caso que me ocurrió a mí. Con esto no se lo pensó. Vino adrede de Villareal a completar su propio 113. Es una máquina. El 28 de junio competirá en Valencia y se va a salir. Lo del viernes fue un entrenamiento con sabor dulce que le quitó la amargura de Canet.
Laura Chaparro no tuvo suficiente con uno, ella quería dos. Con 6 días de por medio para descansar se plantó el viernes para completar de nuevo la misma distancia. En una semana se ha marcado dos half. Aunque esta vez sin tiempos ni presión. Menos mal que la nutrición la lleva al dedillo en IND. A Laura la conocí por Instagram, como a Chanty.
Del equipo X-TEAM vinieron más de un par; Joaquín, César y Jorge. El primero quería completar por primera vez la media distancia. También lo consiguió. César se incorporó en el sector bici. Nos hicimos un par de fotos juntos. Y Jorge vino a acompañar el último tramo de carrera a pie.
También vinieron del TEAM3FDC al mar. Muy atentos y dispuestos a participar.
Emilio y Jonny se animaron a nadar con GoPro incluida. No se lo pensaron ni 2 veces. En un tuit de 160 caracteres me lo confirmaron.
Issac, vino desde Alcoi. Nos des-virtualizamos en el sector bici. Me dijo que menos nadar, me acompañaba en el resto de cosas. Y así lo hizo.
Un grupo de 5 chicas, del equipo IsportAndTheCity aparecieron para unirse a la bici. Por Instagram me había escrito Sara, para decirme que venía acompañada. Nos estábamos conociendo en ese momento. “Te hemos traído una camiseta de nuestro equipo, para que te la pongas y te hagas una foto con nosotras”. Me parecieron majísimas y tuvieron un detalle súper original.
Matías, el argentino, estaba dispuesto a hacer la distancia completa. No era su primera vez, ni muchísimo menos, pero él sentía algo especial por la solidaridad del evento y se apuntó.
Vino Emilio, al que tampoco conocía, me dijo que era compañero de Samu de la universidad. Le sobraban ganas para pedalear. Daba gusto verle encima de la bici.
A pedalear se animaron un par más que venían animados por sus mujeres. Recuerdo las caras.
Lucas y Laura Herreras, un tándem como equipo. Vinieron a nadar y correr. Ambos del equipo de natación de la UPV. Laura se había propuesto superar la barrera de los 15km y Lucas, acompañarla. A Laura la conozco porque compartimos aula durante dos años y Lucas, también es conocido de Samu en la universidad. Un hilo de amistad bastante curioso.
José Seguí y Yurema, una pareja que comparten afición. Se “escaparon del trabajo” media hora para acompañarme en el agua. Los conozco de Redolat Team, igual que a Gonzalo, que pudo venir disparado al mar envuelto en una sonrisa enorme. Me parecen ejemplares. Además Yurema “engañó” a su hermana y la consiguió traer a nadar. Todo quedó en familia.
Xim Escanellas se vino a la carrera a pie. Su apoyo sería clave en los 20km. Menos mal que vino preparado y me ayudó con la hidratación.
Álex Heras y Julián Lafuente sacaron tiempo para correr y hablar durante 10km.
Rosario Carceller, unarunnercontacones, evitó su lesión en 5km para no dejarme sola.
Equipo Sanus Vitae, muy grandes todos. Entre ellos Rubén Gadea, el CEO del team que se encargó de entrenarme. Y el aplauso de Kike Boutureira, por ejemplo, que siempre saca tiempo para venir a animar.
Samu, mi principal apoyo, estuvo donde tenía que estar. Ya me conoce.
Hay más caras que no olvido. Ni los gestos y palabras de cariño.
Mini Crónica
SWIM
Cuando me quise dar cuenta ya tenía el neopreno puesto y estaba rodeada de 20 personas dispuestas a compartir el mar conmigo, unas brazadas y varios buches de agua salada. Conocía a menos de la mitad de los allí presentes. La mayoría venían de parte de Twitter, Facebook e Instagram. Fantástica generación 2.0. Intenté unirnos y hacer como si nos conociéramos de toda la vida. Solté todas y cada una de las burradas que me venían a la cabeza. Hice mi briefing particular. En mi interior estaba acojonada, he de admitirlo. Sentía una presión bastante importante como “organizadora” de este evento no competitivo. Estaba rodeada de un buen Team. Teniendo eso, sabía que nada fallaría.
Una vez dentro del agua, se rompió el miedo y echamos las lágrimas al mar. Era momento de disfrutar entre las olas y no olvidar que ésta gente estaba aquí por mí. Y por la solidaridad del reto Avapace. Mi única forma de agradecerlo fue hacer lo que les prometí: nadar y reírnos. Pasarlo bien en general. Al final salieron 1.500metros. Nos comimos 400.
Hay un vídeo muy chulo que resume un trozito de la parte del mar. Dura poco más de 1 minuto. Lo suficiente para recordar.
BIKE
La T1 fue la transición más larga de nuestras vidas. Estoy segurísima de ello. La ocasión merecía la pena. Fotos, presentaciones y encuentros. Segundo mini briefing y a Cullera en bici.
Antes de anclarnos en los pedales, expliqué de la precaución en la carretera: “Intentaremos hacer dos grupos para equilibrar velocidades. Por favor, respetamos los semáforos, las rotondas y siempre marcamos con la mano. Mucho ojo con los coches y a disfrutar, que para eso estamos”
Una salida espectacular, con una cuenta atrás de megafonía y más de 40 calas sonando a la par “ CLAC-CLAC-CLAC-CLAC” . Qué sonido más profesional. Por delante casi 90km.
¡Nos vamos equipo!
Durante el trayecto intenté hablar con todos y conocerles un poco más. Les preguntaba el por qué decidieron venir y cómo se enteraron del evento. Y de paso, les agradecía su compañía y solidaridad. De vez en cuando se escuchaba: “¡PALO!”. Y menudos tirones nos pegaban. ¡Qué bestias! O te ponías a rueda concentrado o te descolgabas con el jodido palo. Lo pasamos bien. Nos reímos. Las chicas aguantamos. Y también posamos en El Faro. Muy típico.
La vuelta a Valencia fue mucho más rápida. Y la entrada a la ciudad….¡¡¡pero si yo jamás me había puesto a 42km/h !!! Qué barbaridad. Se rayaron con los palos. Pero molaba. A mi me moló mucho. Tanto como para repetir.
La T2 fue agradecida. Muchos aplausos, muchísimos. Me sentía plena, recompensada. Mi alrededor sonreía y eso me importaba.
Dejamos las bicicletas y nos preparamos para la carrera a pie. Con la calma, sin prisas. Nos dio tiempo a comer parados. La línea de meta estaba llena de color, amistad y ganas de completar la distancia.
A partir del km11 comenzó el sufrimiento. Ya me dolía todo. Estaba a menos de la mitad para terminar. Y rendirse no entraba en los planes. Sabía que iba a estar 2 horas corriendo, me mentalicé. Detrás del uno, el dos. El sol se escondió. Me dio flato y quise azúcar. Bebía agua y coca-cocola. No llevé pulsómetro, ni cronómetro ni últimas tecnologías. Por suerte compartí carrera a pie con gente que no callaba. Eso me hacía no pensar y evitar el temido silencio. Terminé de noche, feliz. Muy feliz. Tal y como lo había imaginado. He dejado detalles guardados, siempre es bueno dejar una carta escondida.
Soy más fuerte. Más IronWoman. Qué rápido ha pasado todo. La meta fue un algodón de azúcar, en el sentido irónico. Realmente me fui al Burger King a celebrar entre hamburguesas y amistades que soy la reina de mi felicidad. Y no hay cosa más bonita que ser feliz por ti y por los tuyos también.
Ya está. Paro que lloro de emoción.
- El viernes viví uno de los días más emocionantes de mi vida.
- Rodéate de gente que te aprecia y busca por tu felicidad.
- He completado un triatlón de media distancia.
- Las excusas para no dormir.
- El viernes conseguí que muchos deportistas vencieran sus retos.
- Gracias a mi aventura solidaria, he ayudado a quienes realmente lo necesitan.
- Compartir kilómetros de solidaridad no cuesta nada.
- He des-virtualizado ganándome la amistad.
- La noche del viernes no dormí y estaba reventada.
- Me encantaría repetir la experiencia y que sea de nuevo con todos vosotros.
- Hacer quedadas de éste calibre me llena.
- Si me mojo más, hago directamente un visionado. Prefiero dejarlo para la próxima ocasión.
- Soy muy feliz.
Fin.
Fotos: Adrian del Rey
*Inma Gil tiene 23 años y está a punto de terminar la carrera de Periodismo. Puedes leerla también en su blog, o seguirla en sus cuentas en Instagram o Twitter.