Hay carreras que se corren con el corazón y no con las piernas. Una de ellas, es la que protagonizó Alfredo Colomer. Su nombre, desconocido para todos en el mundo del atletismo popular, se escribía en la última posición del Medio Maratón Valencia Trinidiad Alfonso 2013.
Con 2:49:00 era el último corredor que completaba la prueba de 21Km, justo por delante del coche de cierre de carrera y junto a Pepe Mocholí, de la SD Correcaminos, que le acompañó en los últimos metros, también junto a un grupo de chavales de Asindown.
Alfredo cruza entre la cinta simbólica con la que la organización le premia su esfuerzo, aunque sea el último. Por que nos encargamos de repetir, el último en cada carrera, es el primero de todos los que se quedaron en casa. Pero a nuestro protagonista, parece poco importarle ese gesto. Ni los aplausos de los que aún quedaban en Meta, casi dos horas después de la llegada del vencedor y una hora más tarde de que entrase el grueso de los los 9.328 corredores que finalizaron la carrera.
Exhausto por su esfuerzo, se sienta pocos metros después de haber acabado. Toma aire y está visiblemente emocionado. Ha acabado su primer Medio Maratón, uno que ha corrido con el corazón y no con las piernas. Alfredo Colomer no es un corredor popular. No participa en las carreras a las que solemos ir casi todos. De vez en cuando, se calza sus zapatillas y hace dos o tres kilómetros, no más, por debajo de su casa, nos confiesa cuando ya ha recuperado el aire.
¿Y cómo te has atrevido?, le preguntamos. La respuesta en su dorsal. Ese número 9.131, pero sobre todo ese nombre OSCAR B.V., el nombre de su mejor amigo impreso a su elección en el dorsal para cumplir, con rabia y emoción, la promesa que le hizo tras fallecer hace un mes en accidente de tráfico. Poco importaba el tiempo, la posición o la cinta simbólica. Alfredo era feliz, entre lágrimas, por haber cumplido. Acabar un Medio Maratón por la memoria de su mejor amigo. Una carrera realizada con el corazón y no con las piernas…